NEUROEDUCACIÓN - CEREBRO Y APRENDIZAJE
Cerebro y Aprendizaje
Para adentrarnos en el mundo de la Neuroeducación debemos conocer parte de los procesos que se le vincula. Actualmente
existe un amplio consenso en la comunidad científica respecto de la función
central del cerebro en el aprendizaje. Enmarcados en el paradigma de lo
“neuro”, que se entiende como nosotros somos nuestro cerebro. Es decir, nuestra
personalidad, nuestra consciencia, lo que pensamos, sentimos, percibimos o
hacemos, todo sale del funcionamiento cerebral. Aquí se incluye la capacidad de
aprender. Si esto es así, y de hecho es lo que parecen indicar los resultados
de las diversas investigaciones y experimentos neurocientíficos, entonces será
pertinente conocer cómo funciona el cerebro en el proceso de aprendizaje para
comprender mejor el aprendizaje (Fernández, 2017).
El
cerebro, es el único órgano del cuerpo humano que tiene la capacidad de
aprender y a la vez enseñarse a sí mismo. Además, su enorme capacidad plástica
le permite reorganizarse y reaprender de una forma espectacular, continuamente.
Con aproximadamente 100 mil millones de células nerviosas llamadas neuronas, el
cerebro va armando una red de conexiones desde la etapa prenatal y conformando
un “cableado” único en cada ser humano, donde las experiencias juegan un rol
fundamental. Este gran sistema de comunicación entre las neuronas, llamado
sinapsis, es lo que permite que el cerebro aprenda segundo tras segundo
(Campos, 2010, p.6).
Ahora,
¿qué es el aprendizaje? Aunque existen diversas definiciones para este
concepto, desde la Neurosicoeducación definimos el aprendizaje como todo cambio
que se da en las conexiones sinápticas, producido por la información teórica o
práctica que ingresa a nuestro cerebro en forma de estímulo electro-químico y
que produce cambios en el pensamiento y en el comportamiento (Fernández, 2017).
Cada
cerebro es único, irrepetible, aunque su anatomía y funcionalidad sean
particularmente de la raza humana. Es poderoso en captar el aprendizaje de
diferentes maneras, por diferentes vías pues está naturalmente diseñado para
aprender. Si el educador conoce cómo aprende el cerebro, y cuáles son las
influencias del entorno que pueden mejorar o perjudicar este aprendizaje, su
planificación o propuesta curricular de aula contemplará diferentes estrategias
que ofrecerán al alumno varias oportunidades para aprender desde una manera
natural y con todo el potencial que tiene el cerebro para ello (Campos, 2010,
p.6).
Tras
esto podemos afirmar que la Neuroeducación, propone la unión entre las ciencias
de la educación y las neurociencias, por este motivo también recibe el nombre
de Neurociencias Educativas, con el objetivo de integrar las ciencias de la
mente, del cerebro y de la educación
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